martes, 6 de julio de 2010

La suerte está echada, ¿Naranja o Celeste?


Uruguay se juega la chance histórica de volver a jugar una final de un Mundial tras 60 años. Del otro lado, Holanda también quiere llegar a la máxima instancia luego de 32 años, en la búsqueda del primer título de su historia. Juegan desde las 1.30 (hora colombiana) en Ciudad del Cabo.
Con varias bajas por lesión y sin el sancionado Luis Suárez, Uruguay buscará dar el paso hacia una final del Mundial sesenta años después de su última incursión si derrota en Ciudad del Cabo a la poderosa Holanda. La Celeste, que fue la última selección en clasificarse al Mundial de Sudáfrica, tiene por primera vez en cuatro décadas la oportunidad de disputar unas semifinales y luchar el domingo para sumar un título más a los dos conquistados en los lejanos mundiales de Uruguay 1930 y de Brasil 1950.
“En Uruguay, para hacer historia hay que ser campeón del mundo. Quedan dos finales, es tan difícil como posible”, dijo el capitán uruguayo, Diego Lugano, quien a raíz de un esguince de ligamento interno en la rodilla derecha es duda para el choque. Si fuese en otro momento, el defensor no jugaría, pero al tratarse de una instancia tan decisiva, se lo esperará hasta último momento.
Con las lesiones de Lugano y del armador Nicolás Lodeiro y las suspensiones del lateral izquierdo Jorge Fucile y de Suárez –quien recibió un tarjeta roja en el partido contra Ghana en cuartos de final por atajar con la mano un disparo que iba a sellar el triunfo del equipo africano–, Tabárez tendrá que dictar varias modificaciones en el equipo.
El ex entrenador de Boca rechazó con vehemencia que su equipo sea “tramposo”, en relación con la mano de Luis Suárez en el último minuto de la prórroga ante Ghana. “No me vengan a decir que somos un equipo que viene a hacer trampa, no lo acepto de ninguna manera”, explotó el técnico. “Lo que me da vergüenza es la trama que urdieron los periodistas, sobre todo ingleses, quién sabe por qué, aunque lo imagino”, señaló Tabárez, en alusión al grave error del árbitro uruguayo Jorge Larrionda, que no convalidó un legítimo gol de Frank Lampard en el Inglaterra-Alemania.
Del lado naranja, Holanda luchará por quedarse con el pase a la final, por primera vez en 32 años, sin importarle que para ello tenga que sacrificar el fútbol espectáculo que siempre distinguió a la selección europea, según confesó ayer su entrenador, Bert van Marwijk. “Lo más importante es estos momentos es garantizar la victoria”, afirmó el técnico, evocando lo dicho, según él, por “muchos equipos en esta Copa”: que Holanda no ha jugado “un fútbol muy bonito”.
El entrenador matizó esa percepción señalando que en la fase de grupos su conjunto jugó “muy bien”, y que en todo caso la historia del seleccionado holandés le indica que en esta instancia el resultado es lo único que importa. “En el pasado empezamos los campeonatos tanto europeo como mundial muy bien y luego perdíamos, así que ahora sólo nos quedan dos partidos por disputar y estamos muy cerca”, aseguró el estratega en rueda de prensa en el estadio Green Point, sede del compromiso.
La Naranja Mecánica de los años ’70, inspirada por la exquisitez de Rinus Michels y Johan Cruyff, perdió la final de Alemania 1974 al caer 2-1 ante el equipo local. Cuatro años más tarde, sin Cruyff y con el austríaco Ernst Happel como técnico, el equipo holandés cayó 3-1 ante la Argentina en la final del Mundial 1978. Desde entonces, nunca volvió a jugar una final. Van Marwijk se declaró “convencido” de poder cumplir el objetivo de coronarse campeón en Sudáfrica, y deseó hacerlo con derroche de estética, pero insistió en que ante la selección celeste, en Ciudad del Cabo, lo que vale es el triunfo.
Holanda llega al decisivo partido sin dos importantes titulares, Gregory van der Wiel y Nigel de Jong, suspendidos por acumular dos tarjetas amarillas, pero da como seguras las presencias del defensor Joris Mathijsen y del delantero Robin Van Persie, que estaban lesionados.

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