viernes, 2 de octubre de 2009

Brasil es la sede

Un mapa del mundo señalaba las sedes de los distintos Juegos a lo largo de la historia. Mientras Europa o Norteamérica acumulaban la mayoría, el continente sudamericano aparecía vacío. La idea de que el mayor evento deportivo se abra a nuevas fronteras flotó durante toda la exposición de Río de Janeiro. «Ha llegado nuestro momento. Para el resto de candidatos serían unos Juegos más. Para nosotros es la oportunidad», subrayó el presidente Lula Da Silva.
La presentación brasileña se convirtió en un extenso y completísimo repaso a la candidatura que desató los aplausos de los miembros del COI en numerosas ocasiones. La primera ovación fue para el ex presidente de la FIFA, Joao Havelange, al pedir la oportunidad de disfrutar de los Juegos en su país a los 100 años.
Tras un vídeo que mostraba los encantos de la ciudad como la samba o las paradisíacas playas, tomó la palabra el gobernador de Río, Sergi Cabral, para garantizar la seguridad del evento. Se basó en la experiencia de la organización de los Juegos Panamericanos de 2007, «donde no se produjeron incidentes de ningún tipo».
El valor del deporte para superar la pobreza fue otro de los puntos fuertes de la exposición. Mostraron el ejemplo del afamado Pelé, del nadador paralímpico Daniel Días y de la atleta Bárbara Leoncio. Tres deportistas humildes que nacieron y se criaron en condiciones de miseria, pero salieron adelante gracias al deporte
Tras un detallado repaso virtual a las instalaciones -la mayoría están sin construir- llegó el momento álgido de la exposición con la intervención de Lula. «Represento la esperanza y el sueño de 190 millones de personas», afirmó el presidente. Con un discurso muy bien estructurado y una capacidad oratoria nada envidiable a la de Obama, el máximo mandatario brasileño incidió en la idea de la deuda histórica del COI con el subcontinente. «Es la candidatura de América del Sur. Los Juegos pertenecen a toda la humanidad», declaró. No olvidó resaltar la fortaleza de la economía brasileña y prometió ofrecer unos Juegos «inolvidables». Concluyó con una contundente afirmación: «Río está listo. Si nos dan los Juegos, no se arrepentirán».
Violencia endémica
La ciudad carioca, de 11 millones de habitantes, asumirá el reto dos años después de que Brasil albergue el Mundial-2014 de fútbol. En América Latina, sólo México fue sede olímpica en 1964.
Mundialmente famosa por sus playas y por el Carnaval, llevará al país de 191 millones de habitantes la mayor cita planetaria del deporte. Tendrá que luchar, sin embargo, contra la violencia endémica que asola sus favelas, donde en 2008 se registraron unos 6.000 asesinatos.
El COI asumió así la apuesta arriesgada de celebrar unos Juegos en una de las ciudades más violentas del mundo, que es al mismo tiempo un reclamo turístico sin fronteras, y que quiere aprovechar la ocasión para desarrollar las infraestructuras que le son tan necesarias. Empezando por los transportes, sector en el que invertirá unos 5.500 millones de dólares para ampliar el metro, que llegará hasta la estación de Ipanema e instalando nuevos corredores que faciliten los desplazamientos entre las instalaciones deportivas y los alojamientos.
También promete aumentar considerablemente su capacidad hotelera, ya que no alcanza la mitad del mínimo exigido por el COI con sus 20.000 camas, y mejorar sus instalaciones aeroportuarias, puesto que la terminal internacional Tom Jobim no responde a las exigencias de la afluencia masiva a unos Juegos.

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